Noticias

Luz de calidad en el lugar de trabajo

Las personas que trabajan en oficinas desean recibir luz natural...

Por ello, un concepto debidamente concebido de luz natural en el puesto de trabajo tan solo debería incluir una cantidad mínima de luz artificial.

Tal y como se ha demostrado, la presencia de luz natural favorece la sensación de bienestar y potencia el aumento del rendimiento hasta un 15%. ¿Qué empresario pasaría por alto estos datos? Griesser, fabricante suizo líder de mercado en sistemas de protección solar, lleva años dedicado a optimizar el uso de luz natural.

El ser humano necesita luz

«A lo largo de millones de años, el ojo humano se ha ido adecuando a muy diferentes ambientes en espacios exteriores iluminados por luz natural. Incluso en espacios interiores, la luz natural constituye un recurso de valor incalculable que fomenta el deseo de vivir, ofrece confort visual, transmite seguridad y permite obtener una correcta percepción». Así lo afirma Reto Miloni, experto en planificación de iluminación y arquitectura.

Un uso óptimo de la luz natural establece un vínculo con el mundo exterior y permite, por ejemplo, que una persona que trabaja en una oficina perciba el transcurrir del día y los cambios en las condiciones meteorológicas. En cambio, y con frecuencia, la luz artificial está sobrevalorada, tal y como se desprende de este sencillo ejemplo: En los espacios exteriores, la intensidad lumínica sigue siendo de 3000 lux incluso en un día oscuro de invierno, mientras que las fuentes de luz artificial de los edificios tan solo alcanzan 1000 lux.

En lo referente a la construcción de nuevos edificios destinados a albergar puestos de trabajo que incluyen pantallas de visualización, la ley garantiza el confort visual (bienestar y ausencia de quejas relativas al puesto de trabajo).

El deslumbramiento puede causar molestias visuales con la consiguiente reducción del rendimiento laboral y el deslumbramiento absoluto se produce cuando la luz solar es directa y su intensidad lumínica sobrepasa el valor máximo de rendimiento visual de las personas. También existe deslumbramiento, aunque más sutil, cuando coinciden distintas densidades lumínicas en un mismo espacio de trabajo.

Las diferencias entre las densidades lumínicas de la pantalla de visualización, el entorno cercano y el entorno lejano, no deberían exceder la siguiente relación 1:3:10. En este sentido, el confort visual en el puesto de trabajo depende del ajuste óptimo del elemento de protección solar utilizado.

Eficiencia energética mediante sistemas de protección solar

Un medio ambiente saludable, la sostenibilidad y el hecho de que las energías renovables se agotarán algún día constituyen algunos de los grandes problemas que afectan a la población mundial y que solo lograremos resolver de manera conjunta.

El protocolo de Kioto de 1997 entró en vigor el 16 de febrero de 2005 con la finalidad de reducir la emisión de gases invernadero hasta en un 8% llegado el 2012 y situar su valor por debajo de los 1990 puntos. En la actualidad, son muchos los países que buscan medios y soluciones para conseguir dicho objetivo.

Los edificios devoran más del 40% de la demanda energética – más que la industria y el transporte. De ahí que en 2016 se introdujera en la UE la Directiva relativa al rendimiento energético de los edificios (EPDB, por sus siglas en ingles). Se trata de una identificación energética asignable a los edificios, similar al marcado que ya poseen los dispositivos eléctricos o los vehículos.

Desde la crisis del petróleo de los años 70, el aislamiento de los edificios ha ido adquiriendo importancia. Pero el aislamiento por sí solo no es suficiente.

La arquitectura actual, por ejemplo, utiliza el vidrio cada vez en mayor medida. En invierno, el vidrio deja pasar la luz del sol, lo que permite ahorrar energía. Pero en verano, y debido a su permeabilidad, conduce a un exceso de temperatura que generalmente se contrarresta con la instalación de aparatos de climatización que consumen grandes cantidades de energía.

Por otra parte, las Passivhaus no suelen disponer de instalaciones de climatización. En tal sentido, hoy en día una planificación de edificios inteligente deberá abordar los aspectos referentes al sobrecalentamiento y a la luz natural de forma especializada e integral.

Existe un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos que confirma que mediante un sistema de protección solar diseñado de forma óptima podríamos prescindir de entre un 20% y un 40% de las instalaciones actuales de climatización. Y, según Philips, la gestión lumínica coordinada con el uso de la luz natural permitiría reducir la demanda energética destinada a iluminación de un 10% a un 30% adicional.

Uno de los expertos en esta materia, el Dr. de Ciencias Naturales Christoph Schierz del ETH de Zúrich, lo formula de la siguiente manera: «En la actualidad, la luz se considera mucho más importante para las funciones biológicas de los seres humanos que en el pasado. Si a este hecho añadimos que en Europa se está imponiendo el ahorro energético en el ámbito de la iluminación eléctrica, no es de extrañar que el diseño del uso de la luz natural en espacios interiores esté adquiriendo cada vez mayor importancia».

Eficiencia de costes en su debido contexto

El uso óptimo de la luz natural requiere aplicar un sistema complejo. Sin embargo, se debe tener presente que la aplicación de una solución planificada y especializada se amortizará a corto plazo y permitirá obtener a partir de ese momento un valor añadido real a largo plazo.

Disponer de una determinada esfera de privacidad forma parte del confort visual. En las oficinas, la privacidad entre distintas salas se logra mediante la instalación de separadores y mamparas. Las persianas enrollables y los toldos protegen de las miradas del exterior. Con los estores se puede conseguir una sala “estanca” y con las persianas graduables se consigue evitar las miradas ajenas y obtener luz natural al mismo tiempo. Para ello, solo hay que colocar las lamas a la altura deseada.

El confort térmico favorece el bienestar

Sudar o pasar frío puede resultar desagradable, especialmente en el lugar de trabajo. Puesto que las personas que trabajan en oficinas son muy sensibles a la temperatura, para que puedan disfrutar de confort térmico deberán disponer de una protección solar adecuada en las ventanas. De esta forma, el espacio interior quedará protegido frente a la radiación térmica.

En circunstancias normales, las ventanas con doble acristalamiento dejan pasar el 82% de la radiación térmica. El suelo, las paredes y los objetos en el interior de las instalaciones absorben dicha energía y la devuelven al entorno en forma de radiación térmica. Así, la temperatura interior de un edificio con la mitad de la fachada acristalada puede llegar a ser hasta 15º C superior a la temperatura exterior.

Un concepto acertado de luz natural tiene como objetivo ofrecer confort térmico en las salas de trabajo sin renunciar por ello a la luz natural y sin recurrir a la climatización artificial en verano. De esta forma, se ahorrará energía y se evitará el absentismo laboral provocado por los indeseables catarros veraniegos.

En cambio, en invierno, el sistema de protección solar ejercerá precisamente el efecto contrario: protegerá del frío y dejará pasar al interior del espacio los preciados y escasos rayos de sol invernales.

Aumenta la concienciación en torno a la eficiencia energética

Tal y como afirma Wilfried Pohl, Director General de Investigación y Desarrollo del Laboratorio Bartenbach LichtLabor GmbH, en Aldrans/lnnsbruck «Un buen sistema de luz natural genera confort visual y térmico, al tiempo que contribuye de forma significativa al ahorro de energía en calefacción, refrigeración e iluminación».

La Asociación Europea de protección solar (ES-SO) también destaca el potencial de los sistemas modernos: Los edificios existentes en los 25 Estados miembros absorben más del 40% del consumo de energía primaria de la UE. Los expertos creen que aplicando una técnica más acertada, el consumo podría reducirse como mínimo una quinta parte. Las autoridades europeas llevan tiempo dedicando esfuerzos al ahorro energético en edificios.

La Directiva publicada a comienzos del 2003 (2002/91/CE), en vigor en toda Europa desde el 4 de enero de 2006, regula la eficiencia energética total de los edificios y establece el mismo principio aplicable a las importaciones de petróleo: Si no podemos influir de forma significativa sobre la oferta, influyamos al menos sobre la demanda. En tal sentido, se debe conceder prioridad a los aspectos medioambientales.

¿Cómo puede la UE cumplir con la obligación que adquirió en el Tratado de Kioto? La Directiva establece asimismo dos prioridades adicionales: Seguridad en el suministro (desde un punto de vista estratégico) y capacidad competitiva (desde un punto de vista económico).

El “ahorro de energía” constituye un tema recurrente y tanto el Parlamento como el Consejo europeos se basan en hechos: los edificios acaparan el 40% del consumo energético final total. La producción energética es la mayor fuente de CO2 y hasta el 2010 el potencial de ahorro energético en edificios era aproximadamente del 22%.

La implementación sigue adelante

Se desconoce si todos los países de la UE han aplicado a día de hoy la Directiva. Pero lo que sí está claro es que, desde Bruselas, la Comisión va a continuar insistiendo hasta lograr su total implementación.

El nuevo planteamiento de base aplicable a la realización de valoraciones energéticas en edificios es de naturaleza vinculante e integral, y exige la consideración de todas las fuentes de consumo energético y de todas las causas de pérdida real de energía: aislamiento térmico, calefacción y sistema de calentamiento del agua, ventilación, iluminación, protección solar, climatización, ubicación y orientación del edificio, incluidas las energías renovables y la cogeneración.

Imágenes